- Un estudio liderado por el Centro Regional de Estudios Ambientales (CREA) UCSC demostró la efectividad técnica y económica de los sistemas de captación de aguas lluvias para fortalecer la resiliencia de la agricultura familiar en Biobío y Ñuble.
- La investigación alerta, sin embargo, sobre desafíos normativos y técnicos para escalar su uso a nivel nacional.
El cambio climático ha intensificado los desafíos de acceso al agua en zonas rurales del centro-sur de Chile, afectando especialmente a la agricultura familiar campesina. Frente a este escenario, el estudio «Rainwater Harvesting for Well Recharge and Agricultural Irrigation: An Adaptation Strategy to Climate Change in Central Chile» (https://doi.org/10.3390/su17083549), publicado en la revista Sustainability por un equipo liderado por Robinson Sáez, Director del Centro Regional de Estudios Ambientales (CREA) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), presenta evidencia concreta sobre una alternativa de bajo costo y alto impacto: los Sistemas de Captación de Aguas Lluvias (SCALLs).
“El estudio mostró que los SCALLs son eficaces para proveer agua para riego agrícola en áreas donde el acceso es limitado o inexistente. Su instalación representa una inversión baja y su mantenimiento puede ser realizado por las propias comunidades beneficiadas”, explicó Sáez.
En términos económicos, el modelo analizado presentó claras ventajas frente a soluciones tradicionales como la extensión de redes públicas o el uso de camiones aljibe. Además, destacó la posibilidad de que estos sistemas sean gestionados localmente, promoviendo autonomía hídrica.
Los beneficios no se reducen al abastecimiento: los SCALLs también favorecen la seguridad alimentaria, la diversificación productiva y la disminución de la vulnerabilidad de las comunidades rurales. “Permiten mantener cultivos, huertos y animales durante periodos secos. Y al reducir la dependencia de fuentes externas, como camiones aljibe, ayudan a las familias a enfrentar mejor los efectos del cambio climático”, añadió Sáez. Esta solución se ha implementado con éxito en sectores rurales de Ñuble y Biobío, donde el CREA UCSC ha trabajado directamente con comunidades.
Sin embargo, para escalar esta solución a nivel nacional persisten importantes desafíos. A nivel normativo, el país carece de una regulación específica para el diseño y uso de estos sistemas, que hoy deben someterse a normas pensadas para agua potable o de riego. A nivel técnico, existe escasa capacidad instalada y falta personal capacitado en diseño y mantención de SCALLs.
Además, “la diversidad climática y de condiciones urbanas del país impone la necesidad de adaptar estos sistemas a contextos muy distintos, dificultando su estandarización”, advierte Sáez. Otro punto crítico es la ausencia de un sistema de monitoreo y evaluación sistemática de su desempeño, lo que limita la evidencia disponible para diseñar políticas públicas eficaces.
Desde el CREA UCSC, el impulso a soluciones de adaptación como esta forma parte de un enfoque de trabajo territorial y colaborativo. “El Centro ha actuado como articulador entre la ciencia, la tecnología y las comunidades. Hemos implementado numerosos pilotos, generado capacidades locales y co-creado soluciones con actores públicos y privados”, señaló su Director.
En esa línea, remarcó que este esfuerzo ha posicionado al CREA y a la Universidad Católica de la Santísima Concepción como referentes en adaptación territorial al cambio climático. “Nuestro foco ha sido siempre promover soluciones de bajo costo, sostenibles y con impacto real en las zonas más vulnerables”, afirmó.
El estudio completo puede consultarse en: https://www.mdpi.com/2071-1050/17/8/3549.